Estos días de verano he decidido aprovechar para poner al día el blog con trabajos pasados que no he compartido. Me voy haciendo una lista de cositas (calladas) que no he compartido en el blog. Algunas ven la luz, pero otras se quedan postergadas en esa lista para siempre. Pues hoy la estuve revisando, y me di cuenta de que no os enseñé la fiesta del quinto cumpleaños de J. Vicente. ¡Y fue en mayo!
Si soléis seguir mi blog, quizás sepáis que me encanta organizar los cumpleaños de mis hijos. Sé que puede parecer una tontería, o algo superficial, vacío y absurdo. Pero qué le vamos a hacer… ¡a mí me encanta! Me chifla la elección del tema por parte del interfecto cumpleañero, el consensuar los colores que usaremos, el proceso de búsqueda de ideas (¡viva Pinterest!), el trabajo silhouettero (que lo suele haber casi siempre), los detalles… ¡Todo! ¡Me encanta prepararlo todo! Es verdad que el resultado final no es nada demasiado pretencioso como en otras fiestas temáticas profesionales. Pero sí que quedan detalles resultones que hacen de hilo conductor festivo.
Desde hace bastante tiempo, mi hijo siente adoración por los caracoles. No sé por qué será. Pero allá donde va, le encanta buscarlos, observarlos, cuidarlos… este invierno hemos llegado a tener una plaga en el jardín, porque los pequeños criaron por doquier. El caso es que, cuando le pregunté de qué quería la fiesta de su cumpleaños, ya me temía la respuesta: ¡de caracoles! ¿Una fiesta de caracoles? ¿Pero cómo? Y ahí empezó a funcionar la maquinaria…
La verdad es que, si lo pienso bien, yo también tuve una época bastante obsesionada con los caracoles. Fui «seño caracol» hace ya casi diez años, e incluso hice un amigurumi de caracol (que me olvidé de poner en la fiesta como elemento decorativo, y eso que lo tenía preparado):
El caso es que lo importante de una fiesta de cumpleaños es pasarlo bien. Y doy fe de que los niños disfrutaron de lo lindo. ¡Eso, seguro! Ya, lo demás, es simple atrezzo…
En primer lugar, cómo no, no podía faltar una invitación para los amiguitos y familiares. Ahí Photoshop es, sin duda, mi gran aliado.
También, y como viene siendo ya habitual en los últimos cumpleaños (aquí y aquí), hice una guirnalda. Como no podía ser de otra forma, era una guirnalda de caracoles, gracias a mi adorada Silhouette:
Quizás ya habéis podido adivinar que los colores elegidos eran amarillo, naranja y marrón. Vamos, muy colores de tierra. Aunque algún otro tono se coló también, como en estas galletas:
Las galletas, al igual que la tarta, se las encargué a mi confitería de referencia para estas cosas: Las cositas de Dedulce. Yo les digo lo que quiero, y ellas lo materializan siempre a las mil maravillas. Es un acierto garantizado. Y si no, mirad la tarta:
También preparamos un recuerdo dulce para los que vinieron. Con los mismos caracoles de la guirnalda, en tamaño más pequeño, confeccioné unas etiquetas que unimos a las bolsas. En estos detalles (montaje de etiquetas, llenado de bolsas…) siempre me ayudan los peques. ¡Y lo hacen llenos de ilusión y de muy buena gana!
Las bolsitas las metimos todas en una caja, y luego las fue repartiendo al acabar la fiesta.
No puedo negar que el resultado de las etiquetas me dejó enamorada…
Una vez más, los caracoles cortados con la silhouette me sirvieron de topping para los cupcakes que hicimos: los infalibles «Muerte por chocolate» y los de chocolate blanco con corazón de fresa.
Como todos los años, además, preparé una camiseta. Hice el diseño en el ordenador, lo imprimí en papel transfer y… ¡listo!
Y, por último, la ya tradicional corona de ganchillo. El año pasado creí que sería el último en que la utilizaría… ¡pero aún le valía! Así que hice el 5 con fieltro y… ¡tachán!
Como veis, no es demasiado. Son pequeños detallitos que, unidos, sí que hacen un conjunto agradable y vistoso. ¿A vosotras os gustan las fiestas temáticas? ¿Os parecen una soberana tontería? ¡Me interesa vuestra opinión! La mía, desde luego, creo que ya la sabéis.
¡Espero que os haya gustado! Muchas gracias por leerme y nos vemos el jueves con un poco de Project Life. ¡Besitos!
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