Hace tres años hice un álbum de comunión muy especial. Especial por varios motivos. El primero, porque era para Daniel, el hijo de unos amigos, y eso siempre supone un plus de responsabilidad. Especial, porque no querían que fuera el típico libro de firmas, y eso suponía un reto. Especial, porque yo nunca había hecho nada de este tipo…
Fue, como digo, un auténtico reto que afronté con muchísima ilusión y que me encantó hacer. A la hermana del destinatario del álbum le encantó, y ya desde entonces decía que, cuando a ella le tocara hacer la comunión, también quería un álbum de ese estilo.
Y el día llegó, y Rocío también tenía que tener su merecido álbum. La verdad es que, de nuevo, lo afronté con cierto nerviosismo. Pero con mucho cariño e ilusión. Y esto es lo que resultó…
Dentro, como hice para su hermano, tenía distintas partes para que ella escribiera un poco sobre sí misma y para que sus padres y hermano le dedicaran también unas palabras especiales:
Y también, por supuesto, espacio para fotos, firmas, dedicatorias y anécdotas de ese día tan importante:
Os dejo algunos detalles más del interior, como este recorte que preparé con la Cameo:
O esta explosión de sellos de estrellas de méli-mélo entre unos bonitos dibujos que hicieron para sus recordatorios:
Aunque nos quedamos con las ganas de poder ir, me consta que volvió a ser una celebración memorable, repleta de detalles hechos con cariño por la familia (os recomiendo seguir su inspiradora página de FB) y con mucho, muchísimo encanto.
Espero que os haya gustado. Yo me despido hasta la próxima. ¡Besitos!