Tarjeta Navideña con niños

¡Buenos días!

Hace algunas semanas os preguntaba por cosillas que os gustaría ver en el blog. Hubo quien preguntaba por cositas de Navidad. Pensando en ello, tengo una guirnalda a medio acabar desde hace tiempo (a raíz de tu idea, Cristina). Sin embargo, el otro día surgió la «necesidad» de hacer una tarjeta y eso es lo que quería compartir hoy.

La semana pasada mi hijo mayor me dijo que tenía que llevar una tarjeta de Navidad al cole ¡para el día siguiente! «Pero si nos tenemos que ir a atletismo en una hora», pensé. Y a mí, que me gustan los retos más que a un tonto un lápiz, se me ocurrió trabajar rápido para sacar adelante algo presentable.

Primero le pregunté qué quería hacer: un árbol de Navidad. Después, seleccionamos materiales: gelatos (a invitación mía, porque el fondo lo tenía pensado), cascabeles, rotulador dorado, abecedario dorado (de la tienda Casa), sello de copos de nieve,  polvos de emboss dorado… Yo creo que esta es la parte que más le gusta a mis hijos. Yo voy sacando cosas, y ellos me dicen «sí» o «no», según entre en sus planes o no. Y, más aún, me gusta cuando ellos mismos tienen claro lo que quieren: le ofrecí estrellas para coronar el árbol, pero él tenía claro que quería otras que que no estaban en el repertorio. Y como era su tarjeta, por supuesto, esa cogimos 😉

Para hacer el fondo, seguimos la misma técnica que empleé para hacer esta tarjeta hace dos semanas:

Se pinta con los gelatos sobre una superficie plástica (como una funda). Después, se pulveriza agua y, con un pincel, se mezcla un poco el pigmento con el agua. Por último, se estampa la funda sobre la cartulina blanca. Si no tenéis gelatos, el mismo efecto se puede conseguir con acuarelas, o con rotuladores Tombow pulverizando agua también. ¡Probadlo! Es genial 😉

Repetimos la operación un par de veces hasta conseguir que quedara así:

Como teníamos poco tiempo, sequé la tarjeta con la pistola de calor, y enseguida pudo dibujar el árbol. Para el sentimiento, escribió «NAVIDAD» con rotulador dorado y pegó «FELIZ» con letras doradas también.

Después me tocó a mí pegar la estrella que coronaba el árbol y los cascabeles que lo decoraban, con silicona caliente:

A continuación estampó unos sellos de copos de nieve que embossamos con polvos dorados con purpurina y, para acabar, le hizo puntitos con el rotulador dorado, como si fuera nieve.

¡Listo! Sencillo, rápido y resultón.

Ya al volver de atletismo escribió el mensajito de dentro… ¡pero en tiempo récord la pudimos acabar! ¿Qué os parece? ¿Os gusta? ¡Espero que sí!

Nos vemos el jueves con un poquito de Project Life. ¡Besitos y gracias por leerme!

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